Entrevista a Cristian Domínguez
Cristian Domínguez vive con VIH hace 20 años y quiere compartir su historia para demostrar que, aunque los procesos muchas veces pueden ser difíciles, se puede tener una buena calidad de vida cuando adherimos al tratamiento de manera correcta.
Nacido y criado en Talca, hoy tiene 42 años y hace 20 que vive con VIH. Proviene de una familia conservadora, “tradicional chilena” -en palabras de Cristian- quienes tenían la convicción que el VIH significaba muerte. Fue notificado en julio del año 2004, pasó por un periodo de negación y vivió de excesos durante ese periodo para conllevar el diagnóstico, sin redes de apoyo de ningún tipo.
Actualmente se encuentra en proceso de abstinencia, dejó el alcohol, lleva una vida sana, su sistema inmune está bien (más de 700 CD4 indica orgulloso) y. Recalca la importancia del uso del preservativo y de cómo este le ha ayudado frente a otras ITS. Se encuentra feliz y disfruta de la vida, pero sabe que todavía hay personas que sufren de estigma y autoestigma a causa del VIH y que buscan maneras “no tan sanas” de sobrellevar esto.
¿Qué sentiste cuando recibiste el diagnóstico?
Fue bastante frustrante, me acompañó mi mejor amiga, que lo sigue siendo hasta el día de hoy. Me sentía asqueado y que no me quería, perdí todo el amor hacia mi persona.
Por supuesto que tenía mucho miedo de contar la situación. En ese tiempo el tratamiento retroviral era solamente para las personas que estaban en etapa sida (CD4<200) y no para las personas que se encontraban “sin síntomas” (asintomáticas) o con el virus “controlado”.
Las recomendaciones que se hacían en ese tiempo eran muy básicas: comer verduras cocidas, usar siempre preservativo y “mantenerse alegre”. Esto me lo decían siempre con el fin de evitar así cuadros depresivos que pudieran deprimir el sistema inmune.
Me acuerdo que se hacían test para saber tu orientación sexual, habían pocas políticas públicas de diversidad, mucho más atrasado de lo que es hoy, todo dentro de un ambiente hospitalario super discriminatorio.
Post diagnóstico
Cristian nos cuenta que posterior a recibir el diagnóstico de VIH sufría de discriminación por su orientación sexual dentro de la familia, y que su autotestima fue disminuyendo con el tiempo hasta llegar a una internación en el Hospital Lucio Córdova recién 4 años después de haber recibido la confirmación. Recibió el tratamiento pero no lo toleró, luego le cambiaron el tratamiento, pero éste le generó ictericia. Se le volvió a cambiar el tratamiento, esta vez a Stocrin, pero le generó un efecto negativo por el uso de otras drogas.
Dentro de este periodo, Cristian nos relata que estaba usando más drogas (ilícitas) que tratamiento, por lo que decide dirigirse al Hospital de la Universidad Católica, momento en que fue internado en el Hospital psiquiátrico por adicciones. Luego de esto, le cambian el tratamiento según el genotipo que tiene, pero se lo toma de forma irregular, lo que generó un avance del VIH. En este tiempo llegó a pesar 49 kg y se encontraba con malnutrición.
Posterior a su periodo de internación, Cristian regresó a Talca, estaba sin trabajo y había perdido su departamento. Estaba convencido que en esa situación sería más difícil acceder a drogas, pero prontamente encontró a alguien que le pudo proveer de éstas. Por este motivo, siguió tomando su tratamiento para el VIH de forma irregular y presentando problemas de salud.
Para el año 2020, seguía con el uso de drogas y alcohol, tomando su tratamiento de forma muy irregular. Fue en este momento en que sus padres lo contactaron, expresándole el amor que le tienen y que lo quieren ayudar. Esto para Cristian fue el empujón que necesitaba para tomar acciones con sus problemas con las drogas y el alcohol. Dejó de sentir culpa por su diagnóstico de VIH, comenzó un proceso de autocuidado importante en relación a su salud física y su salud sexual.
¿Cómo cambiaron las cosas a partir del 2020?
Fue mejorando todo. Al principio poco a poco, pero convencido que iba a estar bien. Contar con apoyo fue fundamental. Mejoró mi autoestima, me empecé a ver más saludable, subí de peso, me sentía mejor y empecé a participar en un espacio de ayuda para sobrellevar mi adicción a las drogas.
Lo más importante fue que empecé a tomar mi tratamiento (para el VIH) todos los días.
Hoy en día no hay que tener miedo a vivir con VIH, mírame a mí. Fue difícil llegar al punto en que vivo hoy, pero estoy contento, tranquilo y feliz de poder haber sobrellevado el shock del diagnóstico, fue un periodo largo, pero finalmente lo superé. Mi estado serológico lo compartí con mi familia más ampliamente, nos llevamos bien y el VIH ya no es un tema relevante. Ellos se preocupan por mí y yo por ellos.
Cristian nos cuenta que quiere entregar su testimonio y visibilizarlo porque siente que la generación de personas LGBTIQ de 40 o más sigue sufriendo por el estigma y su discriminación internalizada respecto del VIH. Hace énfasis respecto a la importancia del tratamiento antirretroviral en personas seropositivas para llegar a estar Indetectable y del uso de los preservativos para prevenir otras ITS.